Cuidemos nuestra comunidad con la Fundación Careyes

Ser filantrópico es elegir ser parte de nuestra comunidad.

English version below.

Vivimos en un mundo marcado por contradicciones profundas: avances tecnológicos sin precedentes y desigualdades abismales, interconexión global y aislamiento emocional, abundancia material para unos pocos y carencia básica para muchos. La filantropía es una acción generosa, una postura ética radical frente a los desafíos de nuestra era. Ser filantrópico hoy es elegir, con conciencia y responsabilidad, pertenecer activamente a la humanidad.

La filantropía es una virtud que nos llama a mirar más allá de nosotros mismos: implica reconocer al otro como un igual en dignidad, aunque las circunstancias lo hayan empujado al margen. Ser filantrópico es ser capaz de conmoverse y actuar en compromiso con la justicia.

Clases de coro para los niños de la región.

Dar, en este momento histórico, tiene una carga distinta. La pandemia, las crisis migratorias, la emergencia climática, los conflictos bélicos y la polarización ideológica han agrietado muchas de nuestras certezas. En este escenario, la filantropía es un ejercicio de reparación y corresponsabilidad y reconocer que nuestra tarea es ayudar a recomponerlo.

En sociedades anestesiadas por la indiferencia, practicar la filantropía es una manera de decir: “me importa”. Y ese “me importa” no es una emoción pasajera, sino una decisión sostenida que se traduce en tiempo, recursos, escucha, solidaridad.

Preguntémonos entonces: ¿qué historia quiero contar con mi vida? ¿Qué huella deseo dejar? Esta reflexión adquiere un significado aún más profundo cuando se sitúa en un territorio como la Costa Alegre de Jalisco, una región de extraordinaria belleza natural y cultural, pero también de profundas desigualdades. Aquí, en medio de selvas costeras, playas prístinas y comunidades resilientes, la Fundación Careyes emerge como un puente entre dos mundos: el del privilegio global y el de las realidades locales.

En Careyes, invertir en educación, arte, conservación y desarrollo comunitario es una afirmación de que el paraíso natural solo tiene sentido si es también un hogar digno para todos.

Desde este rincón del mundo, dar adquiere rostro, nombre y urgencia. La filantropía se convierte en un acto de reciprocidad: quienes llegan a disfrutar la riqueza natural de esta costa pueden también sembrar futuro, esperanza y justicia. Ser filantrópico hoy, desde cualquier parte del mundo especialmente desde lugares de contraste como la Costa Alegre, es reconocer que tenemos algo que ofrecer y mucho por aprender. Es elegir pertenecer, cuidar, sembrar.

Caminemos juntos.

Dona hoy.

English version:

Let’s care for our community with the Careyes Foundation

To be philanthropic is to choose to be part of our community.

We live in a world full of deep contradictions: unprecedented technological advances alongside extreme inequality, global interconnection paired with emotional isolation, material abundance for a few and basic scarcity for many. Philanthropy is a generous act—an ethical stance in the face of the challenges of our time. To be philanthropic today is to consciously and responsibly choose to belong to humanity in an active way.

Philanthropy invites us to look beyond ourselves. It means recognizing others as equals in dignity, even if life’s circumstances have pushed them to the margins. To be philanthropic is to feel moved—and to turn that feeling into a commitment to justice.

To give in this moment in history carries a unique weight. The pandemic, migration crises, climate emergency, armed conflicts, and ideological polarization have shaken many of our certainties. In this context, philanthropy becomes an act of repair and shared responsibility—a way of acknowledging our role in helping to restore what has been broken.

In societies numbed by indifference, practicing philanthropy is a way of saying, “I care.” And that “I care” is not just a passing feeling—it’s a sustained decision, one that is expressed through time, resources, attention, and solidarity.

So let’s ask ourselves: What story do I want my life to tell? What legacy do I want to leave behind? These questions gain even more meaning in a place like Costa Alegre, Jalisco—a region of extraordinary natural and cultural beauty, yet marked by deep inequalities. Here, among coastal jungles, pristine beaches, and resilient communities, the Careyes Foundation acts as a bridge between two worlds: global privilege and local realities.

In Careyes, investing in education, the arts, conservation, and community development is a way of affirming that paradise only makes sense when it is also a dignified home for all.

From this corner of the world, giving becomes personal—urgent, human, and real. Philanthropy becomes a reciprocal act: those who come to enjoy this coastline’s natural beauty can also help plant the seeds of a brighter, fairer future. To be philanthropic today, especially from places of contrast like Costa Alegre, is to recognize that we have something to offer—and much to learn. It is to choose to belong, to care, to plant.

Let’s walk this path together.

Donate today.